21. Mi historia de amor con China. Por Ana Lafuente

Soy Ana Lafuente y, aunque tengo orígenes bilbaínos, nací en Madrid y soy madrileña de corazón. Estudié la carrera de traducción y me especialicé en traducción de inglés, alemán, italiano, y un tiempo después comencé a estudiar chino. Durante el tiempo que ejercí como traductora autónoma aprovechaba las vacaciones de verano para viajar a Shanghái a estudiar bien el idioma.

My primer viaje a China, Beijing 2009

Siempre me he sentido muy atraída por China, su cultura, su historia y su idioma. Hace seis años aprobé una oposición muy importante para mí en España. Desde entonces soy funcionaria y ahora dirijo la Oficina Española de Turismo en Cantón, que se encarga de promocionar nuestro país como destino turístico en el exterior. Aunque al entrar en la Administración Pública se acabaron mis veranos en Shanghái, la vida es muy curiosa y al final China ha vuelto a mi vida.

Siempre me he sentido muy agradecida a mi conexión con China, porque conocí a mi marido gracias a esta experiencia. Él es peruano, tenía negocios con China y se estaba preparando para su primer viaje. Nos presentó una amiga en común y él me pidió información sobre mi experiencia en Shanghái y así comenzó nuestra amistad y, más tarde, nuestra historia de amor.

Con mi marido en Guangzhou

Imaginad mi alegría cuando, unos años después, se ofertó una plaza de Directora de la Oficina Española de Turismo en Cantón, China. Para mí sería un gran honor representar al 2º país receptor del turismo más popular del mundo en el Sur de China. Tenía la sensación de que ese puesto era para mí y, ¡así fue!

Mi marido y yo nos mudamos a Cantón en 2019 y tenemos muchas experiencias y anécdotas que compartir. De hecho, puede decirse que nuestra hija es hispano-peruana-yunnanesa-cantonesa, porque 9 meses después de un viaje fantástico a Yunnan que comenzaba en Lijiang y terminaba en Shangri-La, nació nuestra niña.

Nuestra hija Nora en Guangzhou

En el ámbito laboral, nada más aterrizar en mi nuevo puesto en China, me costó adaptarme un poco a la cultura laboral de aquí. Podría decirse que, en España, las relaciones laborales son más horizontales y en general los miembros del equipo se comunican de forma abierta y con total confianza. Al llegar aquí, me encontré con una jerarquía laboral muy marcada y algo muy curioso: ¡durante las reuniones nadie habla! Sin embargo, los compañeros que he encontrado en Cantón tienen mucho talento y hemos formado un gran equipo.

Otro aspecto cultural importante es el lenguaje corporal. Yo soy muy “gesticuladora” y me expreso mucho con las manos. Una vez, en nuestro restaurante italiano favorito en Cantón, le hice un gesto al camarero indicando que quería pedir una tacita de café. Al parecer, mi gesto fue tan grande que desde ese día siempre me sirven un “tanque” de espresso… Además, a menudo gesticulo señalando cosas o enfatizo dando golpecitos en la mesa y eso deja a mis compañeros chinos atónitos siguiendo con la mirada mi gesto sin llegar a encontrar nada y totalmente perdidos.

Nuestro viaje fantástico a Yunnan

Como apasionada del turismo, creo que China es una aventura constante. En 2020 durante la Semana Dorada, mi marido y yo decidimos viajar a Zhangjiajie, el famoso entorno que inspiró las montañas de la película Avatar… ¡Aquel viaje cambió el significado de lo que nosotros entendíamos por “muchísima gente”! El entorno es precioso, insuperable, pero os recomiendo evitar viajar durante las vacaciones nacionales chinas a destinos masificados si no queréis enfrentaros al 人山人海 (gente hasta en montes y mares, una marabunta de gente).

En cuanto a la sociedad china, en mi opinión personal viviendo en Shanghái y Cantón, siempre me he encontrado con personas muy amables y cálidas. Sin ir más lejos, hace un par de días llovía a cántaros y una señora desconocida en la calle me resguardó bajo su paraguas e insistió en acompañarme hasta mi portal. ¡Nunca me había pasado algo así y me sentí muy conmovida!

Por otro lado, podría decirse que muchas personas en las grandes ciudades de China más que vivir, sobreviven. Especialmente en las grandes urbes creo que hay personas con empleos muy competitivos y estresantes, como los repartidores de comida a domicilio o los conductores. Van de acá para allá siempre deprisa y, si chocan unos con otros, no malgastan tiempo en discutir o pelear. Dos motos chocan de frente, los motoristas se miran, asienten con respeto y continúan. ¡En España, en una situación así se montaría una que no veas! Admiro esa calma y esa estoicidad.

En particular, siento que Cantón es una ciudad dedicada a los negocios y aunque eso no va mucho con mi personalidad, he encajado muy bien aquí y estoy muy contenta con mi vida en China. Espero que pronto el turismo sea más sencillo y los españoles podamos devolver a los turistas chinos que vengan a nuestro país toda su amabilidad y generosidad con creces.

 

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